Increíble.

Se puede decir que hay momentos en tu vida que pueden ser descritos perfectamente con tan solo una palabra: increíbles. Lo malo es que estos momentos son escasos, y muchos de esos duran tan solo unos instantes, a lo mejor es el durar tan poco lo que los convierte en realmente grandes sucesos, no sé. Tal vez.

¿Uno solo de esos momentos?  
7 de Julio de 2010.

Es increíble poder ver a un país entero celebrando algo que ellos mismos no han ganado, es increíble oírles chillar el nombre de sus ídolos, poder estar reunidos en una plaza personas de todos los rincones posibles, e incluso de todas las naciones posibles –repito: de todas las naciones posibles- celebrando el triunfo de “La Roja”. Mucho más increíble que eso es poder ver a una reina emocionada, a enemigos abrazándose con el gol, a personas de distintos partidos políticos cantando juntos una misma canción y celebrando el triunfo. Es increíble.

En ese día, a quien no le gustaba el fútbol, le gustó. Quien nunca vio un partido, no se lo perdió. Quien no sabe que es un fuera de juego, ayer se lo recriminó al arbitro. Y era así de fácil...

Lo que no ha conseguido nunca nadie, lo consiguieron ayer ellos. Y no solo me refiero a la final.

A ver cuánto dura.

Sibulo.

El aburrimiento.

El aburrimiento, de aburrir, según la RAE es el cansancio, fastidio, tedio, originados generalmente por disgustos o molestias, o por no contar con algo que distraiga y divierta. Es el sentimiento que nos va a acompañar durante la mayoría del tiempo de nuestra vida, ya que pasamos más tiempo realmente sin hacer nada que haciendo cualquier cosa. Los síntomas del aburrimiento son claros: pesar, tedio, bostezos, mal humor, ganas de hacer cualquier cosa y sopor. Por lo demás es como una enfermedad que se cura con el tiempo, o simplemente con algo que hacer.

A pesar de todas las cosas negativas que se dicen sobre él, el aburrimiento debería ser el nombre de algún amigo, porque siempre está ahí. Es exactamente como un perro fiel, cuando todos los demás te fallan y te sientes solo, él está siempre contigo, no te abandona nunca. Deberías poder irte de “birras” con el aburrimiento, o salir de fiesta con él, para así recordar los grandes y numerosos momentos vividos juntos.

Dejándolo todo a parte, a veces llego a la conclusión que realmente el aburrimiento no es malo. El aburrimiento te ayuda a pensar, a reflexionar sobre todo tú y sobre todo el mundo, aunque por encima de todo hace que pienses sobre todas las cosas que te rodean. El aburrimiento te hace ser consciente de lo poco que eres, porque, como puedes ver, sin nadie a tu alrededor que te haga caso no eres nada. El aburrimiento te hace ser más considerado con los planes que tienes cuando los consigues, aunque sabes que tarde o temprano volverás a ser el mismo imbécil que siempre intentando hacer siempre lo que te da la gana poniéndole pegas a todo cuando seguramente no existan esas pegas.

Ahora te propongo otra cosa: ¡aburrámonos todos!

Dejémonos todos vencer por el tedio para así poder demostrar a todo el mundo que realmente nos importa hacer algo, dejémonos vencer tan solo para mostrarle a alguien que nos gusta hacer planes con él/ella/ellos, que las pegas solo las ponemos por joder. 

O no sé, simplemente cambiemos nuestra forma de mirar las cosas, a lo mejor así se estaría mejor.

Sibulo.

Mis cuentos chinos.

Mira, es fácil, ahora yo te digo que lo que cuento aquí son simplemente eso, mis cuentos chinos. Te digo que simplemente te cuento lo que me da la gana, y tú, a veces, lo lees; y guay. Te cuento que realmente estás leyendo lo primero que se me ha pasado por la cabeza, aunque posteriormente esté pensando en ello durante al menos quince minutos antes de ponerme a escribirlo. Te cuento que sacarlo todo afuera es demasiado fácil: primero sacas todos los sustantivos, dígase mierda, dígase sustancias asquerosas dentro de tu vida, dígase simplemente opiniones. Después hay que darles un toque sutil, y entonces empiezas con los adjetivos, que es lo mismo que demostrar tu nivel de eso que llaman fluidez verbal y que nadie tiene.

Ahora te cuento, tengo tres ovejas en una cabaña, una me da leche, otra me da lana, y la otra me la como (así lo hago inédito), porque ¿qué iba a hacer yo sin comida toda la semana? Escribir es algo más o menos algo por el estilo, cuentas la vida a los demás, dejas que otros, que dicen que son importantes, te la cuenten, y entonces cuentas lo mismo que contaron los “grandes”; es decir, si admiras a tu mami, hablarás como tu mami, apoyarás lo que apoya tu mami, y sí, escribirás como lo hace tu mami; aunque esa mami sea hitler con tetas, camisón y bigote (vaya imagen…).

Escribir te vacía de tal manera, que luego no tienes ganas ni de hacer ejercicio, no tienes ganas ni de comer, ni de mear, ni de nada; tras escribir buscas algo más allá de eso y lo encuentras releyendo una y otra y otra y otra vez lo mismo, lo que has escrito, observándolo, limándolo, corrigiéndolo, pensando si definitivamente es adecuado para que cualquier otra persona lo lea. No te engañes, siempre es adecuado.

Los textos más representativos de cada persona son lo que están hechos literalmente desde la intución, que plasman ideas que realmente la mayoría de ideas puede que no tengan nada que ver con el significado general, pero ¿qué más da?, al fin y al cabo siguen estando ahí, ¿no?

A mi me gusta escribir con frases cortas, o muy largas, con preguntas retóricas, y con muchas incisiones introducidas por comas. Me gusta poner paréntesis (así), porque es como introducirse dentro del propio texto. Me gusta decir cualquier cosa, porque ¿qué más da si lo piense o no?, yo simplemente lo escribo, tú, luego, si te ha gustado, ya me preguntarás.

Escribir es el arte de cobardes, ya que puedes decir de todo sin decir nada. Escribir es tan solo eso a veces, escribir por escribir. Escribir está bien, y te ayuda a pensar. Escribir posiblemente no te haga rico, ni te ayude a ligar, ni te convierta en famoso, ni siquiera es posible que algún día te digan: “¡joder, hay que ver que bien escribes!”, pero bueno..., si te gusta esto de escribir no está del todo mal el pasarse por aquí un ratito de vez en cuando y reflexionar un poco.

Sibulo.

Cuestión de interés.

Lo curioso no es más que algo singular, que atrae desde un primer momento nuestra atención, y que simplemente queremos, o más bien deseamos, saber más de ello. Algo curioso suele ser algo atípico, pero no siempre. Es algo anormal, pero más bien con un punto de “usual” que hace que no sea del todo raro.

La curiosidad es algo así como la base de la sabiduría, es como un “si quieres tener, lo acabarás teniendo”; y así, tarde o temprano, es como se construye todo: curiosidad por curiosidad, ambición por ambición. Nos acaba pareciendo que algo curioso y una ambición son cosas parecidas, ya que al fin y al cabo siempre acabas buscándolas, pero bueno, vale, pueden parecerse.

Hay millones de cosas curiosas, e igualmente hay muchas ambiciones en la vida de cada uno. Para mí una ambición es llegar a trabajar por placer, - ya ves que soy muy ambicioso-. Por otra parte, siento gran curiosidad por todo lo que tiene que ver con la vida, -ese gran desconocido en muchas ocasiones-. Puede ser que mi gran ambición en realidad sea saberlo todo sobre la vida, y que en realidad lo que tenga sea curiosidad por trabajar, pero eso aun no me lo he planteado.

El caso es que encuentro muy curioso que para poder expresarnos con total sinceridad hayamos de sentirnos en algún extremo de nuestra barra de ánimo, o muy bien, o muy mal. Por otra parte, una gran ambición, es, simplemente, intentar hacerlo cuando más te plazca.

Sibulo.