Podrías haber sido una chica más, pero no. Podrías haber pasado de mi cara, pero no, estabas allí, me hablabas, me ayudabas. Ayer me encontré una carta que escribí un miércoles, esa fue la primera que escribí sobre ti, y no sería la última. ¿Te acuerdas de nuestra historia?
Aquel podría haber sido un día como otro cualquiera, con una mañana tranquila en compañía de los amigos, una de esas mañanas de lunes de puente en la que te levantas a las tantas; no, habíamos decidido los dos la noche anterior que aquella no iba a ser una mañana más.
A las once estaba en la calle ya, era un día fresco, medio nublado, una mañana de chaqueta. Habíamos quedado en tu antiguo colegio, ¿lo recuerdas?, llegué 15 minutos antes, y esos minutos fueron los más largos de mi vida. Apareciste, te vi, me viste, me sonreíste. Aquel día me ofreciste tus labios.
Vivimos un cuento, y cien historias, tuvimos problemas, y se acabó.
Volvimos a cruzarnos en Junio, pero no tuvimos tiempo ni para agarrar al cariño, se acabó, me dije. Y entre medio quedaban todos los malos rollos y roces, las discusiones y demás...
Y después... Septiembre. Al final nos volvimos a cruzar. Me dejaste tus labios, yo te regalé los míos. En Octubre me ofreciste tu corazón, yo ya te había vendido mi alma por cada uno de aquellos besos.
Desde entonces hemos vivido 100 cuentos, y un millón de historias, hemos convertido nuestra vida juntos en un relato escrito por dos trazos diferentes, pero entrelazados. A veces hacemos tachones, pero tenemos tipex de sobra para cuantas historias y cuentos queramos. Sólo si queremos.
Te amo.
Sibulo.
1 comentarios:
Precioso Simón, ya sabes, sigue plasmando TODO lo que te pase y no pierdas la esperanza e ilusión por nada,porque como dice en el texto, las buenas rachas vinieron a saltos... asique, a luchar por lo que se quiere que lo conseguirás:) y ahora, estás viviendo una historia preciosa!
Un besito!
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