Tan pronto como te despiertes verás que no eras en absoluto como imaginabas en aquel sueño que soñaste anoche. Verás que cuando despiertas de un buen sueño se te queda algo así como una sensación de vacío, de creer que tenías algo que realmente no has poseido en ningún momento, de saber que eras alguien distinto a como eres ahora, de hacer cosas que nunca has creído que podrías hacer.
El mundo de los sueños debe ser algo así como el baul de tus recuerdos, todos ahí mezclados con una especie de batidora descomunal. Dicen que el sueño es el resultado de todo aquello que piensas y vives en el momento; dicen que si te duermes pensando en algo seguramente lo soñarás; pero ¿cómo será ese sueño?
Tan pronto como despiertes verás que en ocasiones ni siquiera eres capaz de recordar lo que estabas imaginando mientras permanecías dormido. Parece mentira.
Imaginamos cosas imposibles, vivimos experiencias que luego nunca seremos capaces de cumplir, y que en la mayoría tampoco seríamos lo suficientemente valientes para afrontarlas; pero aun así por un fugaz instante nos las creemos.
Y es que tan pronto como te despiertes verás como has vivido otro fantástico momento de tu vida, que quizás sí o quizás no es el mejor, o el más emocionante, pero lo mejor de todo es que lo has vivido sin apenas darte cuenta de lo que pasaba.
El mundo de los sueños debe de ser increíble.
Sibulo.
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