Un número, un dato, o simplemente una mera consideración dentro de una estadística, eso es lo que somos. El problema es que no estamos solos, sino que somos alrededor de seis millones de datos vagando por el mundo. Después de todo, te darás cuenta de que no solo no eres alguien mejor que los demás, sino que además jamás serás querido por la suficiente cantidad de gente como para considerarte importante.
Nuestra sociedad, mediante el cine, la música, o incluso la publicidad, nos muestra modelos de vida irreales, increíbles (aplicándolo al concepto de no-creíble), pero ante todo son modelos de vida insaludables. Todo el mundo sueña con ser famoso, montar un grupo legendario de rock, acostarse con el mayor número de chicas posibles, y sino, siempre te quedará ser político. De lo que no nos damos cuenta es que nunca tendremos ese cuerpo de infarto, nunca seremos los más listos de nuestra promoción, ni tan solo actuaremos alguna vez correctamente; y si piensas que lo haces, entonces eres un ingenuo.
Nuestro destino ya se determinó él solo cuando nacimos, en esta vida ya todo se encuentra escrito: cada frase, cada acto, cada pensamiento… Nosotros pensamos que podemos decidir libremente, pero en realidad todo el mundo sabe con anticipación qué vamos a escoger, qué vamos a decir, e incluso qué comeremos dentro de un par de horas. Después de todo, siempre hemos estado destinados a fracasar, a ver como todo se consume y finalmente se esfuma, en resumen, a tocar fondo. Y es que tan solo tocando fondo nos llegamos a dar cuenta de lo valioso que es cada momento de nuestra vida, lo único importante es nunca rendirse. Si después de tocar fondo, con tu corazón, tu mente y tu físico completamente destrozados, eres capaz de sonreír una sola vez más, entonces habrás conocido la belleza de la vida.
Y es que la vida, la sociedad… todo nos engaña, todo es un mero intento de hacernos sentir bien. Una persona que me ha inspirado mucho dijo: “La mala suerte no existe. Tienes que considerar siempre que a Dios no le caes bien, y eso es más que probable”. Vivimos en una sociedad manipuladora, extorsionista, y que tan solo busca sacar tajada. Individualmente no somos mucho mejores: cualquiera mataría por su minuto de gloria; si lo miras de ese modo no somos más que unos pobre animales grotescos que buscan llamar la atención de cualquier manera, sin que tenga la menos importancia todo lo demás, ni por encima de quién pasamos, ni tan siquiera si le destrozamos la vida a alguien.
A este mundo llegamos sin nada, y nos volvemos a ir de él con las manos vacías. Somos seres, algunos no tan racionales como dicen, que se aferran a esa diminuta esperanza de llegar algún día a ser feliz. En el fondo la vida es como un pañuelo, siempre lo llevarás en el bolsillo, pero muchas veces lleno de asquerosos mocos. Los problemas siempre se acumulan, hasta que no puedes más.
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